Parte del cuento


Me habría inventado una historia,
pero cabría entonces la posibilidad
de no saber dar paso al pasado
y ser una constante desilusión.

No lo sé con toda certidumbre
pero he de suponer también
que no hay sitio en las memorias
para un personaje de ocasión.

Es patético pasar desapercibido
cuando haces todo un escándalo
con los breves milagros de tu voz,
con la magia efímera de dos letras
y con la leve fantasía de la ilusión.

Patético dije?
Si, patético procurar ser,
sabiendo que no se es.

Me habría pintado en un bosquejo
la imagen de una imagen sorprendente
que convenciera a mis ojos y a sus dientes
que no soy una bestia y que parezco un corazón…

Ya no lo sé muy bien, aunque parezca evidente
que la gracia con que se pierde la cordura en el espejo
es la verdadera efigie en la triste humanidad de lo añejo.

Y es que la verdad no miente:

Que ni fue, ni es, ni será historia en la historia;
que no hizo ni de milagro algún milagro,
que mágicamente nunca tuvo magia,
que su patética fantasía…
es fantásticamente patética
y que su paso en vida
ni ocasionalmente…
pasó de la ocasión.

Cómo podría sostener, cualquier boceto de cuento alguno,
al protagonista, que el propio olvido ya ha olvidado?

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